COMENTARIO DE APOCALIPSIS

COMENTARIO DE APOCALIPSIS 
* La Revelación De Jesucristo
La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto, y la declaró, enviándola por su ángel a Juan su siervo, el cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto (1:1,2).
Las primeras palabras del libro indican el título:  “La Revelación de Jesucristo”.  El diccionario de Strong define así la palabra Apocalipsis:  “Apopcalupsis, de la palabra ‘Apokalupto', destapar, revelar.  Aparecimiento, venida, alumbramiento, manifestación, revelación.”  (James Strong, LL.D, S.T.D.,  The New Strong's Complete Dictionary  of Bible Words,  Thomas Nelson Publishers, 1996, Nashville, Tennessee.)  Algunos teólogos prefieren interpretar la palabra como “un velo que se descorre”.  Y eso es lo que es el Apocalipsis: un velo que se descorre para saber el futuro.  Recordemos que en la época que se escribió el libro, para el año 95 ó 96, todo era futuro.  Hoy, 19 siglos después, la mayoría de su contenido es pasado.  Pero, a la luz de ese pasado, podemos proyectarnos hacia el futuro confiados en la firme Palabra profética. 
   Cuando estamos en un teatro y el velo se descorre, podemos contemplar el rico escenario donde los actores se mueven.  Pero nosotros no somos meros espectadores; somos actores en el drama de los siglos.
Apocalipsis es la revelación de Cristo como el Mesías, el Salvador de la humanidad.  La línea de revelación comienza con el Padre, a través de su Hijo Jesucristo, luego el ángel que trae el mensaje del Creador a Juan, siervo del Señor.
   El autor del libro no es Juan, sino Jesucristo, el personaje central.  Juan es el siervo, el escritor, el autor del cuarto Evangelio y de las tres cartas que llevan su nombre.  Es el discípulo amado, aquel que recostaba su cabeza sobre el pecho de Jesús.
   La tradición apostólica dice que Juan fue condenado a ser muerto echado en una paila de aceite hirviendo de donde fue milagrosamente salvado.  Luego fue llevado a la solitaria isla de Patmos, en el Mar Egeo, donde los romanos tenían unas inmensas canteras.  El emperador reinante para esa época fue Domiciano, gran perseguidor de los cristianos.

* La Literatura Apocalíptica
El estilo de este libro no es nuevo, ya que desde hacía unos 200 años este tipo de literatura floreció entre los hebreos.  Prueba de esto son los libros de Enoc y los de Esdras, los cuales pueden leerse en los llamados libros de la pseudoepigrafía.  No faltan detractores que indiquen que el libro de Juan fue una copia de estos libros de la época del Antiguo Testamento, pero un análisis cuidadoso probará fuera de toda duda que, aunque Juan usó un estilo común de su época, todo lo revelado es auténtico, como veremos al estudiar sus páginas inspiradas.
   Tenemos que visualizar que hay mucho de apocalíptica en Isaías, Jeremías, Ezequiel, Zacarías y, sobre todo en Daniel.  Veremos alusiones a estos profetas en el libro de Apocalipsis.
   Hay dos razones fundamentales para que Juan usara este estilo literario en su libro.  Primeramente, como suele suceder con las parábolas e ilustraciones que solemos usar en los sermones, lo símbolos apocalípticos, nos ayudan a recordar más fácilmente los detalles de las profecías.  En segundo lugar, debido a los símbolos, cosa que los romanos desconocían, el libro pudo pasar la censura de Roma.  Ellos concluyeron que el libro era obra de un pobre viejo que estaba fuera de sí.   Pasada esta etapa, el Apocalipsis pudo llegar a los destinatarios: los creyentes de Asia Menor.

* El Libro
Bien aventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca (1: 3).
Esta es la primera de varias bienaventuranzas del Apocalipsis.  Para la iglesia cristiana, perseguida por sanguinarios emperadores, el libro del Apocalipsis sería un gran consuelo.  Lleno de verdades, el libro sería leído en los centros de reunión de los hermanos.  Muy poca gente sabía leer, así que el lector recibiría una gran bienaventuranza.  “Los que oyen” atentamente las profecías del libro  recibirán gran felicidad, pero  los que guardan, los que obedecen, son mayormente bendecidos.  El libro es el mayor regalo de Dios a su pueblo y aunque fue tenido por siglos como un libro sellado, hoy se presenta como el gran baluarte contra los errores que han minado el cristianismo por casi 2,000 años.
El verso 3 del capítulo 1  se refiere directamente al libro de Apocalipsis, pero también  puede aplicarse al resto de las Sagradas Escrituras.  En ellas   Dios revela su voluntad y cada creyente debe atesorar esos mensajes maravillosos. “La profecía”, escribió San Pedro, “no fue traída por voluntad humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”  (2 Pedro 1:21)  San Pablo dice que “toda Escritura es inspirada divinamente.” (2 Timoteo 3:16)   Al tomar en nuestras manos el Tomo Sagrado debemos actuar con reverencia, implorando la bendición de Dios y aceptando todo como una inspiración del Todopoderoso.
La Santa Biblia está dividida en dos partes:  el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.  ¿Cuál de ellas es la más importante?  Algunos dicen que el nuevo, porque en él habla Cristo directamente.  Pero tenemos que visualizar que el llamado Antiguo Testamento es la base, el fundamento del nuevo.  Cuando Cristo nos dice: “Escudriñad las Escrituras”, no puede referirse al Nuevo Testamento, ya que este comenzó a escribirse varios años después de la ascensión del  Señor.  Cada vez que la palabra “Escritura” aparezca en el Nuevo Testamento se refiere a lo que hoy conocemos como “Antiguo Testamento”.  Cristo es el que habla, tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento. 
Los que hacen diferencia entre testamentos obran de forma incorrecta.  El mismo Espíritu que inspiró a los escritores del Nuevo Testamento  es el que inspiró a los escritores del Antiguo Testamento.  Hay predicadores que están constantemente contradiciendo la Palabra de Dios con la excusa de que este u otro texto es del Antiguo Testamento y por tanto no tiene validez, ya que el Antiguo Testamento es eliminado con la introducción del Nuevo.  Tal aseveración es falsa. ya que, aunque el antiguo pacto caducó al morir Cristo, esto no se refiere a Escritura alguna, sino al convenio que el pueblo hizo con Dios en el monte Sinaí.  “Toda Escritura” contiene la voluntad de Dios y tiene que aceptarse completa.  Lo que Dios dijo a través de Moisés tiene tanto valor con lo que dijo por medio de Isaías, Daniel, Lucas o Pablo.
En estos días de honda confusión y división, Dios espera de su pueblo una predicación enteramente bíblica, como indica Pablo, trazando “bien la palabra de verdad.”
No basta creer la Biblia, hay que obedecer los mandamientos que ella presenta.   El cristianismo tiene  que  ser  purificado de tanta escoria  que el paganismo ha colocado en él.  El Evangelio tiene que ser presentado en toda su pureza, con valentía.  Dios no espera menos de su pueblo hoy.
* Dedicatoria
Juan, a las siete iglesias que están en Asia:  gracia y paz a vosotros, del que es  y  que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante del trono y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.  Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios,  su Padre; a Él sea gloria e imperio por los siglos.  Amén.  (1:4-6)
El libro entero es dedicado a las siete iglesias, ubicadas en la provincia romana de Asia menor.  Como veremos en el próximo capítulo, esto puede entenderse como la iglesia de Cristo a través de todas las edades.  Amigo lector, tú estás también incluido en  esa dedicatoria.  Para ti es este libro.
Apocalipsis es un libro apto para desenmascarar las doctrinas falsas que han minado el cristianismo de hoy.  En estos versos se nos presenta a Dios como tres personas, o lo que llamamos la Trinidad.  “El que es y que era y que ha de venir”, no es el Hijo, sino el Padre, ya que Jesucristo se menciona más adelante.
Los siete Espíritus es una manera peculiar de Apocalipsis de mencionar algunas de las verdades del reino de Dios.  Siete es el número favorito de este libro.  Lo veremos en los capítulos siguientes. La numerología Bíblica contiene mensajes importantes.  El número 3 significa poco, así como sus múltiplos de 30, 300 ó 3,000.  El 4 representa los puntos cardinales, con los cuales se cubre toda la tierra.  También sus múltiplos 40 ó 400.  El 6 es el número del hombre, así como el 666.  El 7 denota perfección o plenitud, como también el 70, 700 y 7,000.  El 8 es el que sobrepasa la perfección.  El nombre de Cristo, en el griego antiguo suma 888.  El 10 denota mucho o abarcante.  También sus múltiplos 100, 1,000 y 10,000.  Para los semitas el número mayor es 10,000 veces 10,000.  El 12 significa un número completo, así como 120 y 144, que es doce al cuadrado y el 144,000, que es este multiplicado por 1,000, haciendo el número más amplio.
El hecho que se mencionen siete Espíritus no significa que sea ese el número, más bien representa la obra perfecta o plena del Espíritu santo.  Esta Persona Divina es de las tres la más necesaria , luego del sacrificio de Cristo.  Él es el que obra el arrepentimiento y la aceptación del plan de salvación.  Él es el que da dones a la iglesia para el éxito del Evangelio.  Por eso Cristo dijo que la blasfemia contra el Espíritu Santo no ha de ser perdonada.
La tercera persona mencionada en el texto es el Hijo, Jesucristo, a quien se llama  “el testigo fiel y verdadero” .  Qué hermoso es saber que Cristo es fiel y veraz.  Podemos confiar plenamente en Él.  También se llama a Jesús “el  primogénito de los muertos”.  La palabra griega “primogénito” es “prototokos” y , además de usarse para “el primero nacido”, se usa para denotar  “primero”.   En este caso, Cristo fue el primero en morir, en el sentido de que se ofreció a morir por el hombre antes de que este existiera.  Es lo que dice Apocalipsis 13:8, que “el Cordero” fue “muerto desde el principio del mundo”.  Aquel cordero que fue muerto en el huerto de Edén representaba a Cristo, el Cordero de Dios, que habría de dar su vida para salvar del pecado a la raza humana.
Al Hijo también se le llama “el soberano de los reyes de la tierra”, frase paralela a “Rey de reyes y Señor de señores”, título que se presenta en Apocalipsis 19 y que indica la soberanía de Jesucristo sobre la tierra que es su posesión especial.  Luego se presenta por vez primera en Apocalipsis el Evangelio, las buenas nuevas para el pecador: Cristo “nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre.”  Esa sangre derramada aún tiene poder salvador.  Nadie que se acerque a Dios confiando en esa sangre redentora será chasqueado.
Finalmente el texto nos dice que Cristo  “nos hizo reyes y sacerdotes para Dios.”  Como sacerdotes, tenemos la autoridad de Dios para interceder unos por los otros y ministrar a los que aceptan el Evangelio.  Como reyes, tenemos ya un lugar con el Señor.  Estamos sentados “en lugares celestiales”, ya que nuestro representante está sentado “a la diestra de Dios.”  Finalmente reinaremos con Él en la tierra renovada.
Dije que hay sectas que niegan la doctrina de la Trinidad, diciendo que en la Biblia esta palabra no aparece, y esto es cierto.  La Biblia habla de la “Deidad” o “Divinidad”.  Pero siendo que esa Divinidad está compuesta por tres personas, entonces la palabra Trinidad es correcta.
Estos sectarios también dicen que 1 Juan 5:7 está mal traducido en las versiones bíblicas más conocidas.  En esto también tienen razón, pues los manuscritos más antiguos rezan así en los versos 6 y 7 de 1 de Juan 5: “Porque tres son los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre, y estos tres concuerdan.”  El hecho que estos versos hayan sido alterados no indica que la enseñanza de la Trinidad es falsa, ya que hay otros textos que así lo verifican.  Estos son Mateo 28:19, 1 Corintios 12:4-6, 2 Corintios 13:14, 1 Pedro 1:2 y el texto que hemos visto, Apocalipsis 1:4,5.

A pesar de estas evidencias bíblicas contundentes, los enemigos de la verdad insisten, diciendo que Jesucristo es inferior al Padre y que no es el Dios Todopoderoso.  Cierto que Jesús dijo que el Padre es mayor que Él, pero se refería a que Él era humano, aunque nunca dejó de ser Dios.  Como hombre es inferior al Padre, pero como Dios es igual a Él.  (Vea Filipenses 2:5-11.)

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