LOS 10 MANDAMIENTOS DE LA VIDA FAMILIAR
LOS 10 MANDAMIENTOS DE LA VIDA FAMILIAR
1. “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de
toda tu alma, y con todas tus fuerzas” – (Deuteronomio 6:5). Cada parte del
vivir para Dios, depende del amor que yo tenga hacia Él. Este amor se expresará
a sí mismo en obediencia a sus leyes y planes, dados de manera sencilla en su
Palabra Escrita.
Los versículos 1-4 y
6-9, claramente dicen que los padres deben amar a Dios, y probar esto enseñando
a sus hijos a que también amen a Dios. “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
(Juan 14:15; 21, 23; 15:10; 1 Juan 5:3).
2. “No os
unáis en yugo desigual con los incrédulos” – (2 Corintios 6:14).
¿Quiénes son los
incrédulos? Aquellos que creen en la existencia de Dios, no son por eso
considerados creyentes, ya que el mismo diablo es uno de ellos (Santiago
2:19). Los creyentes son
aquellos que son obedientes al Evangelio (Hechos 2:38-
39; 1 Corintios 15:1-4).
3. “Por esto dejará el hombre a su padre y a
su madre y se unirá a su mujer” – (Marcos 10:7; Mateo 19:5-6). La relación
matrimonial es entre el hombre y la mujer. Su relación debe crecer debido a su
cercanía íntima. Sin embargo, esto no incluye el rompimiento de la lealtad
(honor y respeto) debida a los padres.
4. “No cometerás adulterio” – (Marcos 10:19;
Éxodo 20:14). El Adulterio (todo tipo de inmoralidad sexual) siempre es
condenado. La persona que comete este pecado contra Dios, llevará siempre el
reproche por el resto de su vida (Proverbios 6:32-33).
5. “Maridos, amad a vuestras mujeres,” – (Efesios
5:25; Colosenses 3:19).
¿Cómo se supone que los esposos deben amar? Efesios
5:28-33 explica este misterio en detalle. “Así también los maridos deben amar a
sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se
ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la
cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de
su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y
se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio,
mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás cada uno de
vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y la mujer respete a su
marido.”
6. “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos:” –
(Efesios 6:4). Dios espera que los padres críen a sus hijos para que amen y
teman a Dios. Esta crianza de los hijos requiere de oración y de un estudio
cuidadoso de la Palabra de Dios para alcanzar esta meta. Esto requiere un
ejemplo piadoso, mostrando una figura de Dios como nuestro Padre celestial.
7. “Instruye al niño en su camino” – (Proverbios
22:6). La Biblia promete que los hijos no se apartarán de esta instrucción.
“Instruir o entrenar”, aquí significa “dedicar” y “cultivar el gusto por algo.”
Las instrucciones para este tipo de entrenamiento se encuentran en Deuteronomio
6:1-9. Incluye una enseñanza diligente, con Dios como el centro de todas las
decisiones y direcciones en la vida. La enseñanza ocurre cuando estás en tu
casa, andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes. Las enseñanzas
están en los postes y en las puertas de tu casa para verlas cuando sales o
entras. Están en la mano, y están como frontales entre los ojos de aquellos que
están aprendiendo su valor.
8. “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos,
como al Señor” – (Efesios 5:22-23). Las esposas deben someterse a sus propios
maridos y no a todo hombre. Las esposas que entienden este principio saben que
la sumisión a un marido que
verdaderamente la ama, es la mejor protección que ella puede hallar. Él la
cuidará y alentará a vivir su vida de acuerdo al plan de Dios.
9. “La mujer casada está ligada por la ley mientras
su marido vive;” – (1 Corintios 7:39; Romanos 7:1-3). Estos versículos hablan
claramente de la duración de los votos matrimoniales – hasta que la muerte los
separe.
10. “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres,
porque esto es justo” – (Efesios 6:1-3). Este mandamiento para los hijos es el
primer mandamiento con promesa. La obediencia a este mandamiento, traerá las
bendiciones de Dios aquí en la tierra, y en la eternidad.
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