PREDICA CUANTO TE PARECES AL PADRE
Cuanto
te pareces a tu Padre?
Juan
1:12
Cuando el centurión expresa admirado,
después de haber visto el testimonio de Jesucristo, …….verdaderamente este
hombre era hijo de Dios Mr.15:39.
El mensaje es potestad o poder
para ser verdaderamente hijos de Dios. Cual es nuestra regla o medida .Efesios
4:13 nos habla de un varón perfecto, a la estatura de la plenitud de Cristo.
Este poder proviene de quien nos
adopto como hijos 5para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a
fin de que recibiésemos la adopción de hijos. 6Y por cuanto sois
hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama:
¡Abba, Padre! 7Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo,
también heredero de Dios por medio de Cristo.
Cuando Dios crea al hombre , lo hace a su
imagen y semejanza (Gn.1:26) poniendo en el la marca de su deseo , que el
hombre tuviera el mismo virtuosismo , sus características, su parecer, sus
rasgos , sus genes, su interior , su palpitar , su vida , gracia plena . Hasta que el pecado interrumpió este crecimiento.
De estar tan cerca de alcanzarlo, en un
momento se produjo el sisma de separación entre Dios y hombre, y sus rasgos de
semejanza e imagen se diluyeron.
Hasta que apareció el Señor Jesucristo, e
hizo la obra en la cruz y la puede hacer en nosotros.
Ser hijos de Dios es un gran privilegio. Pero
cuanto me parezco a mi Padre.
Si por un momento trazamos una línea
comparativa tal vez elemental de nuestra naturaleza humana, decimos cuando un
niño o joven va creciendo o cuando nace
Huy tiene las manos de su padre, tiene la
mirada, el hablar, su carácter, etc.
Cuanto nos parecemos a nuestro Padre?
Tal vez hemos sacado las manos de el. La
mano de mi Padre es para bien (Neh 2:18) 8Entonces les declaré cómo la mano
de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me
había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos
para bien.
La que se levantaba para bendecir a los niños, y tocarlos (Mr.10:13).
La que tomaba la toalla para lavar con esas mismas manos los pies de
sus discípulos (Juan 13) Una mano que sirve, humilde y extendida.
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